Vengo toda temblorosa por que me acabo de tomar con una amiga 8 tazas de café (si no es que más, 8 fueron las que yo alcancé a contar). Tazas que verdaderamente no sentimos por la amena y nauseabunda plática que nos echamos, y con nauseabunda me refiero al tipo de plática que dos mujeres sin nada que hacer pueden tener, plática donde se tocan temas de índole emocional y pseudo/estúpido-cultural, donde se divaga pendejamente sobre la pobre y leve existencia de nuestro ser.

Y es que, ambasdos “inteligentemente solteras” (término usado para negar/evadir/ nuestra pobre e insulsa vida amorosa, y ya saben de esta manera hacer creer que, “hay no, yo soy así bien pinche feliz soltera, donde puedo cojerme sin compromiso a cuanto hombre pase por mi camino y no necesito de cariñitos pendejos post-coito). Pero bueno ya me proyecte feamente. Y aja, les digo, ambasdos solteras, nos pusimos a pensar y llegamos a la conclusión de que las mujeres no tienen novio/amante y andan quejándose por la vida de lo mal cogidas que están por PENDEJAS, y es este pendejismo colectivo (por que todos somos pendejos), el que llega a propiciar que, el hombre/mujer con el/la que quieras compartir un pedazo de tu triste existencia, ya sea para hacerte cositas en lo oscurito o para algo ya más serio se pueda hallar sentado en la mesa de al lado en el mismo momento en que tú te tomas tu quinta taza de café, pero que pasa, el hombre/mujer de tu vida, no está en la mesa de junto, ¿por qué? Pues por PENDEJISMO (de ambos claro), el/ella por no estar ahí justo en ese instante y tú por no estar junto a su mesa cuando él/ella está presente, y a que me refiero con esto, antes que nada para poder entenderme tendría yo que mandarlos a leer un libro donde está bien explicado esto, ya que dada la actual excitación de mis neuronas, el hilar coherentemente este pensamiento me resulta un tanto difícil. Pero es como dice Sartre en la Nausea, cuando el protagonista es testigo único del choque de un hombre con una joven. La descripción perfecta de ese encuentro bajo el hermoso atardecer, un choque de unos segundos, la sorpresa, y luego solo queda el hermoso atardecer y al final ya ni eso, o como siempre he dicho: “todo es tan temporal y la vida se rige por instantes que pronto terminan y al final solo queda eso, la sensación de un conjunto de instantes y luego te mueres a la verga”

¿Qué soy un tanto contradictoria? Oh si, podría ser, así de igual manera paradójica y catastrófica. ¿Qué por que contradictoria? Bueno, es que tanto me quejo y evado al amor, que tanto lo busco y lo anhelo, y no lo digo en sentido de mujer urgida y desesperada (aunque ustedes podrían hacer una conjetura contraria, y pues al final quien soy yo para andar refutando sus hipótesis).

Y si, reconozco que soy una romántica empedernida que por las noches recrea telenovelas pendejas, donde yo soy la protagonista, y no la actriz de reparto, telenovelas donde Armando José de la Góngora viene a mi rescate y vivimos felices ever after. No soy de las que no reconocen sus sentimientos y tampoco niega que se quedó estancada en su etapa oral. Nunca me he quedado con las ganas de decirle al fulano en turno “me gustas”, si lo siento lo digo, y eso es gracias a la impulsividad que me rige, y pues muchas veces creo, este tipo de conductas ha alejado a personas, pero pienso para mi salud mental, que al final fue para bien. Ni tampoco ando poniendo caretas de mujer fatal, o feminista odia hombres, y diciendo que todos los hombres me la pelan, no, ¿para que? Ya suficiente tienen ellos con el complejo de Edipo, para que torturarlos más.

Pero vaya, no le hagan caso a una mujer victima de la cafeína, y del síndrome post menstrual, habrá casos donde la gente se encuentra con el tan mentado amor, que creo yo, y no me tachen de pesimista, es una utopía muy bonita, o como dirían los franceses de los fantasmas (si no corríjanme) “mucho se habla de ellos, pero solo unos cuantos los han visto”, y he de contarles que yo soy testigo de ambos, tanto de la bonita utopía como de los fantasmas.

Gabriela: Últimamente tienes una idea nihilista del amor
Petronila: Te has dado cuenta que últimamente tú y yo hemos pasado mucho tiempo hablando de esto sentadas patéticamente mirando por la ventana de este patético café?
Gabriela: y eso que tiene que ver con tú idea nihilista?
Petronila: en que en ambasdos compartimos similar historia y nos regocijamos en nuestros estúpidos círculos aún sin cerrar, y por consiguiente nos retroalimentamos de lo mismo y así hasta el infinito y eterno retorno, así que llego a conclusión de que debo romper relaciones contigo.
Gabriela: Oye no mames, que no se supone que tu no debes consumir azúcar?
Petronila: ¬¬ ash… Chester la cuenta por favor!!!

Ya pues…
Fin, huyan

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