Lleva todo el fin de semana llueve y llueve, truene y truene, relampaguee y relampaguee e igual mi amiga Gaby lleva todo el fin de semana echando la weba aquí en mi casa junto con mi hermano, cosa que me hace feliz, feliz. Pero como eso de estar encerrada no más no se me da, y la tiricia ya estaba apoderándose de este cuerpo del pecado, pues hoy así sin más a las 6 de la mañana entre rayos y centellas despierto a Gabriela…
Petronila: Wey levante!!!!
Gaby: Que?? Que?? Que??
P: Manta párate amos a correr…
G: Quee!!! Pendeja esta lloviendo (se esconde entre las sábanas)
P: Pos por eso, si vieras que chingón es correr bajo la lluvia, ándale gabris levántate.
G: Que nooo, eres bien pinche antojada. No wey no me voy a levantar.
P: te voy a cantar ehhhh, te cantare hasta que te levantes. HABIA UNA MOSCA PEGADA EN
G: Me cagassss, me cagassssss, te odio pinche vieja.
P: nah que, me amasss, ándale ponte tenis.
Ya
Salimos bajamos a la playita, y coooorrele.
(splashhhh una gran ola de fondo)
P: ju ju ju ju ira tu un lancherooo.
(truummmmmm, pruuuummmmm{grandes truenos})
G: Pinche vieja nos va caer un rayo.
P: ay cállate si bien que te gustan los truenos y los rayos.
G: si wey pero cuando hay un techo sobre mi cabeza!!!
Luego para cruzar un desagüe de “aguas puras y cristalinas” que van a dar al mar, tuvimos que quitarnos los tenis, yo me senté en la arena pa’ volvérmelo a poner y una ola del mal, se llevo uno de mis hermosos tenis. Un minuto de silencio.
G: KajajajajajaaajaJAAJAJAjajajaja, uhhh jojo jo jajajajaja,
P: buaaaaa buaaaaaaaa.
G: jajajajAJAJaajaJAJAJajjajajaajaja
P: Síguele ehhh, búrlate.
G: amo el Karma
P: ¬¬
Y ya, yo seguí corriendo con un pie descalzo hasta que completamos
Ringggg ringgggg.
Hermano: (bostezo) ashueadf, ñam ñam, guenouuuu.
P: Hermanito!!! Buenos días, ven por mi si???
H: ahh, ahhh? (acabándose de levantar) Petronila??? Ora tu onde andas??
P: En la base con Gabriela, ven por nosotras pero en chingaaa yaaa.
H: Y que chingados haces en la base??? Yo pensaba que estabas jetona como siempre en tu cama!!
P: Pos no, no estoy, es que venimos a correr a la playa.
H: a correr??? Con esta pinche lluvia?? Están bien pendejas me cae.
P: Ni me regañes, que estas viviendo de gratis en mi casa, te ordeno por la comida que te tragas que vengas por mi.
H: llego en 10 minutos.
Luego mi hermanito llego por mi y mi tirititante amiga, nos la hizo de pedo por que andábamos todas mojadas y escurriendo y su hermoso carrito se iba a mojar… pinches hermanos.
Ahora estoy en la comodidad de mi cama gozando las bondades del Internet inalámbrico con mi mejor amiga muriendo de temperatura jetona aquí a mi lado… pobrecita ella. Y Yo? Yo estoy sintiendo venir una gripa mortal la cual estoy dispuesta a combatir pues no pienso enfermarme en vísperas de mi cumpleaños. Sobres pues ahí se venYa pues…
Fin, huyan.
Etiquetas: Yo solo sé que no se nada
Se que no te secuestraron por que no han llamado para pedir rescate, asi que si piensas tenerme en esta angustia estas mal, ya no me importa, pieeeerdete, si quieres (voz de furia) pero hija ya comunicate (voz de congoja) { jijij este mensaje me hizo reir}
Petronila??? ya van 20 mensajes que te dejo, ya contestame el telefono. Quien es ese con el que estas ehh????? nada mas quiero señorita y te huyas con el, TE-LO-AD-VI-ER-TO
Petronila, ya le marqué a tu vecina y dice que te vió hace 3 días salir con un muchaco, con todo y maletas!!!!!! por que hijaaaa por que??? dime por que hiciste eso, tu sabes que puedes confiar en tu familia!!!!, piensalo bien, ya vas a terminar tu carrera, estas muy joven aún... no estas embarazada verdad???? por que si estas ni creas que te voy a cuidar al chamaco, tanto que te dije como cuidarte y bla bla bla bla. tiiiiiiiiii (sonido de la maquina)
kajajajajajajaja adoro a mi mamá, nomas que en cuanto llegue si me puso como chancla, me abrazó, me regaño, me volvió a abrazar, y me regaño mil veces mas. dejen consigo una grabadora y les pongo en vivo la voz de mi madrecita santa y sus mensajes en la contestadora
ya pues...
Fin, huyan
Etiquetas: Tragicomedias.
Llevo 1 año 8 meses laborando en un hospital. Un hospital es un lugar bastante especial, siempre hay cosas que hacer y siempre nuevas cosas que ver y aprender. En este hospital he aprendido cosas bastante interesantes; aprendí a fuerza a leer terminología médica y hablar con tecnicismos, pero sobre todo he aprendido a limpiar heridas, heridas tanto internas como externas, y lágrimas, aprendí a limpiar y a enjugar lágrimas.
Con el paso de los meses y por mi salud emocional y mental aprendí a poner mi barrera. Durante mi estancia en el área de VIH, descubrí que al hablarle al paciente con tecnicismos era más fácil para evitar el dolor (el propio, te hacías menos humano) y no involucrarme emocionalmente tanto con él, y de esta manera reducir los 45 minutos que me tomaba al principio el darle una mala noticia.
Empecé en el área de Cancerología el 02 de Junio y tú llegaste el 12 de ese mismo mes. Recuerdo que cuando fui a verte por primera vez a tu cama, respiré profundo, ya que tú ibas a ser mi paciente directo, tú, un niño de 8 años. Activé en mí la” modalidad robot” (como solías decir… –“Es que todos parecen que andan en modalidad robot”-).
Venías del DIF y no tenías mamá, ni papá, no tenías a nadie, te habían abandonado por tener cancer. Al acercarme a tu cama lo primero que me dijiste fue – “¡Que bonita estas!, si yo tuviera una hermana, seguro sería igualita que usted… yo no tengo hermanos, ¿Podrías ser mi hermanita mientras estoy aquí en el hospital y me curo?”- Me diste en la madre cuando dijiste eso. Tú y yo sabíamos que no te ibas a curar, ya estabas en cuidados paliativos… -Claro Roberto, tú y yo seremos hermanitos…- y en ese momento me perdí y mi pared se derrumbó.
Eras un niño demasiado inteligente, siempre, todas las mañanas me veías entrar a las carreras, regañando gente, y sobre todo regañándome a mi misma –Hay gueris (así me decías) a veces te tomas demasiado en serio, relájate, no te presiones demasiado, al fin que la mayoría de los niños que estamos en este hospital no vamos a sobrevivir…- Y me cayó el veinte… “niños, estoy tratando con niños”, tú eras un niño, un niño con cáncer, uno más de la estadística, un no sobreviviente.
Y de nuevo la negación y el bloqueo… -No, tu no te vas a morir, mis hermanos no se mueren- y te conté la historia de lo que le pasó a mi hermano…
A los dos nos daba “ñañaras” estar en el cuarto piso, por que al igual que a mí, a ti también te daban pavor los temblores. Gracias a ti me curé, cuando tembló un viernes por la mañana, y estaba en mi escritorio, lo sentí de nuevo, como siempre, ese frío recorriendo y paralizándome, y entonces me acordé de ti, y en una fracción de segundo ya estaba corriendo por el pasillo, no paré hasta que llegué a tu cama… -¿lo sentiste?- te dije –¡Órale! ¡Te moviste!- respondiste. En verdad me había movido...me había movido por ti. Sentí una tremenda necesidad de abrazarte, me mordí el labio y me dije a mi misma, “no te involucres, no cruces la línea”, ya era demasiado tarde.
Me hacías reír, me hacías pensar, me hacías enojar, movías tantas cosas en mí y yo trataba de negarlo, trataba de convencerme de que todavía la relación contigo era profesional, que no había cruzado la línea, pero me importabas, me importabas demasiado, me aprendí de memoria tus horarios, me aprendí tus pastillas y la hora en que debías tomarlas. Me partía el corazón verte mal después de tus sesiones, verte descompuesto era lo peor, nunca te diste cuenta, pero yo me iba a llorar al baño. Como era posible, ¿Por qué?, me preguntaba, por que un niño de 8 años, no era justo, era cruel, tú no deberías de estar ahí, tu no deberías de estar sufriendo, llorando, muriendo, tu deberías de estar en la escuela, aprendiendo las tablas, jugando fútbol y raspándote las rodillas, no en ese lugar, no en esa cama, no con cáncer.
Y todos los días me iba del hospital con un nudo en la garganta, con el hueco en el estómago, me iba pensando que toda la tarde ibas a estar solo, que no tenías a nadie… como era posible que te hayan abandonado, que crueldad. Y me enojaba, me enojaba mucho.
Recuerdo el día que andaba como loca por que se acercaba la fecha de inspección, me mandaste hablar y muy seriamente me dijiste: –Siéntate, ¿Por qué estás tan triste?- y yo te contesté que no tenía tiempo, que necesitaba acabar el papeleo y terminar mis reportes, que al ratito platicaba contigo, y que no, no estaba triste, entonces saliste con la brillante frase: “tu podrás decir eso hermanita, pero tus ojos dicen otra cosa”. Siempre he dicho que mis ojos son mis más grandes detractores. Y decidí sincerarme contigo, y te conté mis tristezas, te conté que llevaba tiempo sintiéndome sola, que en mi vida profesional todo iba viento en popa, pero que mi vida personal estaba un poco empobrecida, que casi no salía, que los fines de semana terminaba muerta y no era que no tuviera amigos, ni que no disfrutara mi independencia, si no que, como me dijiste “te gustaría compartirla con alguien”, y te dije, “así es, me gustaría compartir, compartir es la palabra”.
Pasábamos mucho tiempo platicando, me decías que yo era bien “chistosa”, que no conocías a nadie grande que supiera tanto de caricaturas. No podías creer que me gustara Bob esponja y yo no podía creer que no conocieras al Rey León, te conté que esa era mi película infantil favorita, que lloraba mares cuando se moría Mufasa, y que cuando niña siempre la volvía ver con la esperanza de que no muriera. Te reías de mí. Cuando te llevé la película para que la vieras, no pude dejar de verte ni un momento y tampoco pude dejar de preguntarme, que era lo que estabas pensando, no estabas viendo la película con ojos de niño, tus ojos reflejaban otra cosa. Cuando terminó la película me dijiste “ojala todos fuéramos Simba, ojala yo fuera Simba y tener una segunda oportunidad”.¡¡Puta madre!! Temblé de coraje, me dolió el estómago y quise gritar. Te abrace y lloraste en mis brazos.
Tu canción favorita era la de Pin Pon, siempre la cantabas, te llegué a decir que eso ya me estaba irritando, que buscaras otra canción, y tu solo decías, entiéndeme. No lo entendí hasta después… tu mamá solía cantarla antes de que se fuera.
Me enseñaste tantas cosas, me hiciste sentir mi humanidad de nuevo, deje de poner murallas a mí alrededor, me inspiraste en todos los sentidos, me cambiaste la perspectiva de las cosas, las letras en mi cuaderno empastado dejaron de ser amargas y negras, deje de explotar mi dolor en ellas… deje de autocompadecerme y flagelarme por lo que no se puede y no puedo cambiar. ¡¡¡Comencé a pintar de nuevo!!! Y entonces empecé a aceptarme, a introyectar ese ser humano que soy, a esta persona con tantas cosas buenas, tan imperfecta, tan yo. Volví a mí, y me di cuenta de lo mucho que me había extrañando.
Hoy Roberto, te dedico mi futuro, te dedico mi cambio a tesis, por que soy capaz de hacer algo grande y lo haré gracias a ti, por que ya no tengo miedo de mí, por que el tiempo es ahora mío, y es ahora cuando decido. Soy libre y ligera. Y ahora sé que soy capaz de todo.
Roberto Carlos Luna Mayoral
14 de Octubre de 1999 – 25 de Julio de 2007
Ya pues...
Fin, huyan.