Estábamos el viernes en clase X hablando sobre como un evento puede llegar a tener tal magnitud y efecto que es capaz de generar tales consecuencia sobre un individuo, que haga que cambie total y completamente la estructura de lo que hasta ese entonces era su personalidad. Al escuchar eso, sin más, fui remitida instantáneamente a la primera vez que escuche a Pink Floyd…
Tenía yo 13 años recién cumplidos la primera vez que los escuché, fue así, sin querer, un asalto más de la casualidad, del destino, de algo más. Nada hasta ese momento me había causado tanto impacto, (ni siquiera el haber visto a mi gato morir aplastado cuando tenía 7) como el sonido de esas notas retumbar en mi mente… en mi pecho.
Estaba esa tarde de 1998, en casa de mi abuela aprendiendo a tocar la guitarra (nunca pude ir más allá del círculo de sol), y mi tío en ese entonces de 19 y con el cual no me unía otra cosa más que el parentesco sanguíneo, entró con una película en mano, me guiñó un ojo y se fue a su cuarto.
De pronto lo escuche…sentí esas notas, ese sentimiento, ese retumbar en mi pecho. Mi abuela gritó y me dijo: “ve y dile que apague eso, estamos estudiando”, sin hesitar ni un momento me levante y me dirigí a lo que sería mi destino, mi marca musical, nuestro encuentro.
Me quedé quieta en el marco de su puerta, viendo a un hombre luchando en una alberca color roja… roja de sangre, al mismo tiempo que escuchaba ese acorde de guitarra que me taladraba profundamente los oídos causándome la más extraña de las sensaciones, y así me quedé… quieta por un rato, abriendo los ojos muy grandes, hasta que por fin, después de salir de mi estupor y de escuchar Good by blue sky, logre decir con pena: “¿Quiénes son?”, Mi tío, (al cual no considero mi tío, si no mi mejor amigo y viceversa) sabía que estaba yo desde hacía ya un buen rato en el marco de la puerta, me miró, se sonrió y dijo:
“ Ellos son Pink Floyd”.
Con los ojos pregunte ¿Puedo pasar? El, de nuevo solo sonrió, y yo me tiré en suelo, para no volver a abrir la boca durante el resto de la película. No podía creer las imágenes, no podía creer el sonido, mi cerebro de apenas 13 años trataba de manera sobrehumana querer entender, interpretar todo eso que pasaba frente a mis ojos, y entraba por mis oídos. Era sublime, estaba siendo estimulada, visual y auditivamente, a niveles que nunca, incluso ahora, jamás he vuelto a experimentar.
No había nada hasta ese entonces que pudiera interpretar mi sentir hacia el cambio, hacia la rebelión, hacia la guerra interna entre la niña, y la púber en contra de la autoridad como lo hizo Another Brick in the wall, esa canción logró poner en mi cara la gesticulación más atinada, pudo poner en letra y música el sentimiento que estaba llevando dentro.
Podría yo describir todas y cada una de las canciones y escenas de la película , pero creo que jamás podría poner por escrito el cúmulo de sensaciones, ideas y pensamientos que esa tarde cruzaron por mi mente y quemaron mis oídos, jamás podría hacerles entender lo que una hora y media logró hacerle a mi persona…
…“Así que Pink Floyd eh” dije yo al terminar la película mientras me levantaba del piso. Puedo imaginar mi cara en ese momento, y no era la cara de la niña que había entrado hora y media antes, era la cara de alguien dándose cuenta que no tenía idea de nada, que lo que había aprendido, visto, vivido, era simple y sencillamente eso… NADA.
“Así es ojos, ellos son Pink Floyd, y eso que viste, fue the wall… la pared”… respire hondo y le dije: “sentí tanto y…”; no me dejó acabar mi frase cuando dijo “Quédatelo ojos, guárdatelo, y siéntelo. Ve nada más… quien iba a decir que a ti, que tienes pinta de niña mercurio, iba a ser Pink Floyd quien te fuera a despertar”
Mi abuela que por conspiración del universo (conspiración que agradezco) no hizo acto de aparición hasta después de esa pequeña pero marcada conversación, entre dos generaciones diferentes, con un nuevo gusto en común. Regresó y me dijo: “hija ven y acaba lo que empezaste”. Mi tío me dijo, “Go ojos, ve y aprende el círculo de sol” a lo que yo le respondí: “no, hoy me voy a mi casa a aprender más sobre Pink Floyd”, “¿ah si? Entonces necesitar empezar con esto” se levantó y me entregó en cassete Piper at gates of dawn le guiñe un ojo y salí de esa casa con sentimientos encontrados inexplicables, imágenes extraordinarias, un cassete inigualable y un mejor amigo.
ya pues...
fin, huyan
P.D:Hey si llegas a leer esto (que es lo más seguro) más vale que te manifiestes, aún me debes los 200 pesos de ese día que te fui a traer más pedo que la jodida y no me invitaste ni una chela (ingrato mal agradecido).
Etiquetas: cosas del pasado, fluctuaciones
Y los $200, ¿que no me los habías perdonado por eso que...?
Yo lo primero que escuché fue The Dark Side of the Moon, pero en mi caso fue un impacto de larga duración, algo que fue madurando al paso de los años, hasta que llegué a un grado de comprensión increible todo lo que ese disco tiene por dar.
Y también me hiciste recordar la primera vez que vi The Wall.
Bueno ciao.
P.D El david te quiere conocer, ahi te cuento.
Y QUE BUENOS GUSTOS SAUL.
a mí me cambió él, pero más por que es gguapo. jajaja
Creo que lo mejor es la relacion que tienes con tu tio.
Y si.. Pink Floid esta chiro =)
Y así fue como los conocí, después de eso ya nada es igual; me compre la colección completa y no escuchaba otra cosa que no fuera su música hasta el 2000 cuando en un arrebato de locura mande ala verga todos mis discos y portadas y todo que tuviera que ver con Pink Floyd, ahora son solo un buen recuerdo, tal vez el mejor de mis recuerdos.
NO ES MÚSICA DE PACHECOS, es música. Te puede gustar o no Odi, pero no estereotipes a alguien por lo que oye, viste o habla.
y me hizo pensar la primera vez que los escuché, creo que quede como tú...ida totalmente con su música..
saludos
Yo también descubrí a Pink Floyd con esa película, y recuerdo que, despues de haberla visto, mi equilibrio se vio afectado, me saqué gacho de onda. De hecho, me hubiera facinado ver a Pink Floyd en vivo, me tuve que conformar con Waters.
Que chido post, que chido blog, saludos.